Hace poco me enteré, de boca de la propia distribuidora, que la última película del director Michael Bay (PEARL HARBOR, TRANSFORMERS) no se estrenará en salas de nuestro país. Y lo cierto es que es una lástima, no porque SANGRE, SUDOR Y GLORIA sea una obra maestra ni nada menos, sino porque es una excentricidad dentro de la filmografía de un director que cae constantemente en el exceso visual más que en las ganas de contar una buena historia.
SANGRE, SUDOR Y GLORIA está basada en un caso policial real ocurrido en EEUU, en donde tres entrenadores personales de un gimnasio, interpretados por Mark Whalberg, Dwayne Johnson y Anthony Mackie, secuestran y suponen dar muerte a uno de sus clientes para robarle todo lo que posee. Lo logran, se hacen ricos, pero un investigador privado les sigue la pista de cerca y descubre que su vida completa es un fraude.
Desde LA ROCA que no veíamos una cinta con tanto ritmo y agilidad en su propuesta narrativa. Y la primera hora (de dos que dura la película) están dentro de lo más atractivo de la carrera de Bay. Además resulta peculiar ver a Whalberg como villano y Johnson como un fanático religioso.
A pesar de su excesiva violencia, y ser una película a ratos sobregirada, la calidad del relato y lo insólito de la historia la hacen ser más interesante de lo que aparentaba. Encontrar algo de cariño por personajes patéticos, se podría esperar de cualquier director, pero de Michael Bay derechamente es un hallazgo.
ENTRETENIDA.
Por @OsvaldoSolorza
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