Esta cinta es la primera de dos películas que se estrenarán este año a partir de una premisa similar: El derrocamiento de la Casa Blanca. La que la precede estará dirigida por el director que más veces ha destruido la sede de gobierno estadounidense, Roland Emmerich (Día de la Independencia, 2012) y ciertamente posee más parafernalia y presupuesto que la película que reseñaremos a continuación.
ATAQUE A LA CASA BLANCA es, cómo su título lo señala, la historia de la toma del célebre lugar por parte de terroristas norcoreanos. Los ideales que mueven al líder de la banda terrorista son la venganza hacia el gobierno americano por la forma de interceder en asuntos políticos con su símil del sur. El problema es que no contaban con la presencia del ex guardia personal del presidente Asher (Aaron Eckhart) interpretado por Gerard Butler, quien es una especie de John McClane y se echará al hombro la responsabilidad, no sólo de salvar al presidente, sino de evitar una catástrofe nuclear.
No es tan lejano la comparación del personaje de Butler con el de DURO DE MATAR, ya que el director Antoine Fuqua (LAGRIMAS DE SOL), homenajea (plagia?) varias ideas de esa película para sacar adelante una cinta que es inverosímil hasta la médula pero que es tan entretenida que le perdonamos todo.
Fuqua, quién tocó el cielo el año 2001 con el perfecto thriller DIA DE ENTRENAMIENTO, está en su salsa con una historia que posee todos los elementos para ser una más que decente cinta de género. Partiendo por un villano despiadado, un héroe integral y escenas de acción perfectamente coreografiadas (sobre todo los 20 minutos de la toma de la Casa Blanca). Viéndolo de esa forma, esta cinta es tremendamente superior a otro estreno de este año que prometía acción a raudales como G.I. Joe 2.
Muy entretenida.
Por Osvaldo Solorza (@OsvaldoSolorza)
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