¿Quién diría que soltar unos garabatos podría ser la “suplementación” mental que tu rutina de ejercicio estaba esperando? De acuerdo con un estudio liderado por el psicólogo Richard Stephens de la Keele University y publicado en American Psychologist, pronunciar groserías mientras haces una actividad física intensa puede ayudarte a aguantar más tiempo, aumentar tu resistencia y fuerza, y sentirte más concentrado y confiado durante el esfuerzo, básicamente porque romper esa regla social libera tus límites mentales autoimpuestos.
En un experimento con 192 voluntarios, quienes repitieron un garabato cada dos segundos mientras hacían flexiones apoyados en una silla sostuvieron el ejercicio un 11 % más que quienes dijeron palabras neutras, lo que sugiere que el efecto puede ir más allá de un simple desahogo emocional. Ya empezó el verano, así que si quieren llegar máquinas a la piscina, les recomiendo desahogarse…
