¿Quién lo diría? Ese “casi algo” que parecía inofensivo puede doler más que una relación formal de años. Según la psicóloga y sexóloga Milagros Burgos, cuando un vínculo termina en pleno enamoramiento, esa fase donde solo se sienten mariposas en la guatita, no solo se lamenta a la persona real, sino también todas las fantasías que construiste en tu cabeza sobre viajes, cenas y futuros posibles.
Eso explica por qué despedirse de ese “casi algo” puede sentirse como perder no solo un tú y yo, sino también un “algún día nosotros” y todas las películas que uno se pasó solito que algún día podían haber ocurrido… ¡DIGAN NO A LOS CASI ALGO!
