Un reciente análisis sobre vínculos afectivos explica por qué a muchas personas les da sueño cuando están cerca de alguien querido. Según especialistas, la presencia de una figura de confianza activa el sistema parasimpático, el encargado de bajar las revoluciones, y dispara una mezcla de oxitocina y calma que reduce el estrés. En palabras simples: el cuerpo interpreta esa compañía como un “todo está bien”, y empieza a bajar la guardia sin pedir permiso.
Este adormecimiento no tiene relación con aburrimiento ni desinterés, sino más bien con la sensación de seguridad emocional que disminuye la ansiedad y relaja la mente. Por eso, si cerca de alguien te empieza a dar sueño, no es un insulto… es biología trabajando a tu favor. Al parecer, sentirse a salvo tiene efectos secundarios bastante tiernos.
¿Les pasa con sus parejas?