Brenda Barattini, la arquitecta argentina condenada por amputar los genitales de su amante en Córdoba, obtuvo su libertad condicional tras cumplir parte de su pena y superar diversas evaluaciones educativas y laborales dentro de la cárcel de Bouwer. Ahora podrá reinstalarse en Chubut junto a su madre, en un regreso a la vida cotidiana que, por decir lo menos, nadie habría imaginado cuando el caso dio la vuelta al mundo y quedó grabado en la cultura pop judicial de la región.
La resolución incluye estrictas condiciones: deberá realizar tratamiento psicológico ambulatorio, presentarse mensualmente ante la Agencia de Supervisión y mantener una distancia mínima de mil metros del hombre que la denunció. Si incumple alguna de estas exigencias, volverá a prisión a completar su condena. Un itinerario legal milimétrico para una historia que, aunque parezca guionada, sigue avanzando paso a paso por los carriles formales de la justicia.