Un grupo de científicos del Instituto Paul Scherrer (PSI), en Suiza, logró descifrar el rol de la espermina, una molécula más conocida por su presencia en el esperma que por su potencial científico. El equipo, liderado por el doctor Jinghui Luo, descubrió que esta molécula también circula en otras células del organismo y cumple una tarea clave: intervenir en la forma en que se comportan las proteínas amiloides tóxicas, vinculadas a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Nada mal para una molécula cuyo nombre suele despertar otras reacciones…
El estudio mostró que la espermina promueve la aglutinación de estas proteínas dañinas, un mecanismo que podría ayudar a entender cómo prevenir la acumulación tóxica asociada a estos trastornos. En otras palabras, la ciencia sigue encontrando héroes donde nadie los esperaba, incluso en moléculas que muchos jamás imaginarían protagonizando avances médicos. Ahora, ustedes son libres de investigar como quieran este sueceso científico…