Un estudio reciente sugiere algo sorprendente: para muchas mujeres, la relación de pareja podría generar más estrés que la crianza de sus hijos. Según los investigadores, no es solo una cuestión de cambiar pañales o acompañar tareas escolares, sino que factores como la carga mental, esa lista interminable de cosas por hacer en la cabeza, las expectativas sobre las tareas domésticas y la calidad del apoyo emocional juegan un rol clave para explicar por qué la pareja puede convertirse en un agente de tensión constante.
Las mujeres que asumen una gran parte de ese “trabajo invisible”, planear, organizar, anticipar las necesidades del hogar y las del otro, reportan niveles más altos de estrés y desgaste emocional. Estudios citados muestran que cuando esta carga no se reparte de forma equilibrada, la frustración crece: no se trata solo de quién limpia o cocina, sino de quién piensa en todos esos detalles, y eso puede pesar más de lo que parece. ¡Yapo’ chiquillos hay que resolver más!
