Un insólito caso en Francia ha desatado debate en redes sociales: Remi, un gato naranja conocido por su carácter travieso y su evidente gusto por la buena vida, fue oficialmente “condenado” por la justicia a no salir de su casa. La medida se originó luego de que un vecino denunciara que el felino cruzaba constantemente su propiedad, generando molestias que terminaron escalando hasta un tribunal. El juez determinó una sanción de 1.250 euros, más de un millón trescientos mil pesos, por daños y costos legales, además de un cobro de 30 euros por cada futura travesía felina que cruce la famosa cerca en disputa.
Tras la primera resolución, la justicia fue aún más estricta: la dueña quedó formalmente prohibida de dejar salir al gato bajo ninguna circunstancia, lo que convierte a Remi en uno de los pocos animales domésticos con un arresto domiciliario propiamente tal. El caso ha generado una ola de reacciones, desde quienes defienden la libertad felina hasta quienes creen que, después de tantas escapadas, el vecino tenía argumentos de sobra para recurrir a los tribunales. De momento, Remi observa el mundo desde la ventana, sin saber que es protagonista de uno de los fallos más peculiares del año… Además, ¿no todos los gatos debían ser indoor?
