Un joven chileno, que se identifica solo como Mati, vive en Japón hace un par de meses realizando un trabajo poco común: se ofrece como “pololo de arriendo” o “novio de renta”, es decir, acompaña a personas que lo contratan como cita. Usa aplicaciones locales configuradas para Japón como Luxi, Sugar Book y Pato para agendar citas.
Cobraría unos 12.000 yenes por hora, lo que equivale aproximadamente a US$80 o 80.000 pesos chilenos. La primera hora se paga por adelantado, y según él, muchas clientas terminan extendiendo la cita. Aunque no habla japonés fluidamente, comenta que esto no ha sido un impedimento; usa inglés para comunicarse, y varias clientas lo contactan con la excusa de practicar idiomas.
