El diputado Roberto Arroyo, del Partido Social Cristiano, se transformó en protagonista inesperado en pleno centro de Concepción. Al ver cómo un sujeto rompía vidrios de autos para robar, el parlamentario —cinturón negro 3° Dan en Kenpo Americano y cirujano dentista de profesión— lo persiguió y logró reducirlo junto a un transeúnte en la intersección de Caupolicán con Freire, hasta la llegada de Carabineros. Según declaró después, “la delincuencia está tan desbordada que ahora también debemos colaborar de forma directa”, en alusión a su decisión de intervenir.
El episodio desató comentarios en redes sociales: para algunos, el gesto fue símbolo de compromiso frente a la inseguridad; para otros, una señal de alarma sobre los riesgos de que autoridades o ciudadanos pasen del discurso a la acción física. Sea como sea, la escena dejó un cruce poco común entre política, seguridad y artes marciales, con un diputado que, literalmente, decidió aplicar una llave contra la delincuencia.