Cómo se vivieron los highlights más impactantes en la más reciente Supercopa de Chile
22 de Septiembre de 2025 Sebastián Aroca Morales
La final de la Supercopa de Chile 2025 fue distinta. Representó el fin de una teleserie administrativa que duró meses. Por lo tanto, el partido tenía un sabor especial antes de comenzar. Por primera vez en la historia, un Superclásico definiría este trofeo. Colo-Colo y Universidad de Chile llegaron en momentos muy diferentes.
De hecho, la incertidumbre del encuentro mantuvo en vilo incluso a las casas de apuestas en Chile. Sobre todo, la larga espera cargó el ambiente con una tensión acumulada.
Finalmente, el 14 de septiembre, el Estadio Santa Laura fue el escenario. Allí se definió al campeón en un duelo que prometía mucho. Más bien, fue una batalla por el honor después de tanta incertidumbre.
Un largo y tortuoso camino a la cancha
La organización de esta Supercopa de Chile fue un verdadero bochorno. Originalmente, el partido debía jugarse en febrero. Sin embargo, la violencia en los estadios lo impidió. La ANFP buscó sedes por todo el país sin éxito.
Ninguna autoridad local quería asumir el riesgo. Ciudades como Temuco y La Serena rechazaron la propuesta. Debido a esto, el trofeo perdió valor para muchos hinchas. De hecho, la edición anterior también tuvo problemas similares.
Aún así, la final se programó con un aforo muy limitado. Esto le quitó el color y la energía de un Superclásico. El ambiente era casi familiar, muy lejos de una final tradicional.
Un zapatazo que cambió el guión
El partido arrancó y la “U” mostró un plan más claro. El técnico de Colo-Colo, Fernando Ortiz, debutaba con dudas. Dejó a Arturo Vidal en la banca, una decisión muy comentada. Los albos se veían desarticulados en la cancha. Universidad de Chile aprovechó esa falta de cohesión.
A los 18 minutos, llegó el primer golpe del encuentro. Matías Sepúlveda, que es zurdo, sacó un derechazo potente. El balón se clavó en el arco de Fernando De Paul. Aquel gol desmoronó por completo el esquema inicial del Cacique. Fue la primera señal de que la tarde sería muy difícil para ellos.
La tarjeta roja que inclinó la balanza
El momento que definió el destino del partido ocurrió a los 30 minutos. Nicolás Guerra, delantero azul, se escapaba solo hacia el arco rival. Sebastián Vegas lo derribó en un intento desesperado. El árbitro le mostró tarjeta amarilla inicialmente. Sin embargo, el VAR llamó para revisar la jugada. Tras ver las imágenes, el juez cambió su decisión. La falta fue considerada una ocasión manifiesta de gol.
Por lo tanto, Vegas recibió la tarjeta roja directa. Esa expulsión desarticuló por completo la defensa de Colo-Colo. Fue el punto de quiebre de la final de la Supercopa de Chile.
Goles para cerrar una fiesta azul
Con un hombre menos, Colo-Colo se vino abajo. El caos se apoderó del equipo de Ortiz. Además, dos jugadores salieron lesionados poco después. La “U” no perdonó la superioridad numérica. A los 37 minutos, un remate de Javier Altamirano dio en el travesaño.
El rebote le quedó servido a Nicolás Guerra. El delantero solo tuvo que empujar el balón para el 2-0. Ya en la segunda mitad, Lucas Assadi sentenció el partido. Recibió un pase de Sepúlveda y definió con mucha calma. Su gol puso el 3-0 definitivo en el marcador.
La alegría azul y el lamento albo
El pitazo final desató la euforia de los azules. El triunfo en la Supercopa de Chile tuvo un gusto a revancha. Terminaron con una sequía de una década en este torneo. Para el técnico Gustavo Álvarez fue un logro muy emotivo. La victoria, además, inclinó a su favor las finales directas contra el archirrival.
Para Colo-Colo, en cambio, la derrota fue un balde de agua fría. El debut de su nuevo entrenador no pudo ser peor. La caída dolió mucho más por estar en el año de su centenario. La hinchada alba mostró su descontento en las tribunas. La imagen de un Vidal frustrado reflejaba el sentir de todo el club.
El reflejo de nuestro fútbol
Esta Supercopa de Chile mostró las dos caras del fútbol nacional. Por un lado, la intensidad de un Superclásico que nunca decepciona. La habilidad y la táctica definieron un resultado justo en la cancha.
Por otro lado, expuso las graves falencias organizativas de la ANFP. La incapacidad para gestionar eventos de alto riesgo es preocupante. Para Universidad de Chile, este título es un renacer.
Es una inyección de confianza para el futuro. Vencieron a su eterno rival y superaron meses de espera. Claro está, este trofeo es un símbolo de que el club está de vuelta para competir.