Un grupo de alumnas de una escuela en Entre Ríos decidió convertirse en detectives improvisadas y colocó una cámara oculta en la sala de clases. Lo que descubrieron no era precisamente muy placentero: su propia profesora aparecía en las grabaciones revisando mochilas y sacando dinero durante los recreos, justo cuando las estudiantes estaban fuera del aula.
El video se transformó en la prueba clave de un caso tan inesperado como incómodo, donde la figura de autoridad terminó convertida en la protagonista de un verdadero “golpe bajo al bolsillo estudiantil”. La situación ya está bajo investigación, y las imágenes circulan como evidencia de un episodio escolar que mezcla misterio, ironía y la cruda realidad de la situación económica de algunos docentes…
