En Japón, quedarse dormido en el trabajo no es motivo de reprimenda, sino una práctica culturalmente aceptada conocida como inemuri, que significa “dormir mientras se está presente”. Lejos de interpretarse como pereza o falta de profesionalismo, esta breve y espontánea cabeceada en medio de una reunión o jornada laboral puede ser vista como un símbolo de entrega y agotamiento producto del compromiso con las responsabilidades.
Esta costumbre, profundamente arraigada en la cultura japonesa, refleja una visión del esfuerzo laboral muy distinta a la de otras partes del mundo. El inemuri no es una siesta planeada, sino un pequeño descanso tomado con discreción y sin retirarse del lugar de trabajo, lo que permite al individuo recuperarse momentáneamente sin dejar de cumplir con su rol.