Un jefe de policía argentino fue condenado luego de que se descubriera que, en lugar de contratar personal para su matrimonio, prefirió una alternativa más… económica: usar a reos como garzones. El hecho ocurrió el 31 de mayo de 2024, cuando el comisario organizó su fiesta nupcial a pasos del recinto policial. Para “optimizar recursos”, cuatro detenidos fueron trasladados al evento y se encargaron de limpiar, preparar la comida y servir a los invitados. Todo esto, sin autorización judicial y durante toda la jornada. Servicio completo.
Durante el juicio, el comisario negó haber invitado a los presos a su fiesta, argumentando que se trataba de un evento privado sin internos presentes. El tribunal concluyó que hubo abuso de autoridad y puso en riesgo la seguridad pública. ¿El resultado? Un año y tres meses de prisión condicional y la inhabilitación para ejercer cargos públicos por el doble del tiempo. Definitivamente, una boda inolvidable…
