La “Playa de Baño Número Uno” en Qingdao, China, vivió su propio verano apocalíptico el sábado, cuando una multitud de 130.000 personas se lanzó a la arena con flotadores, sombrillas y paciencia limitada. Según autoridades locales, la playa pública alcanzó niveles de ocupación dignos de concierto de estadio, y con tanto bañista junto, el verdadero desafío fue no perder a los niños.
El flujo humano fue tal que se reportaron entre 20 y 30 niños perdidos por día. Padres en modo dron, altoparlantes repitiendo nombres, y funcionarios patrullando como si fuera una misión de rescate continuo: todo parte del operativo para evitar que un chapuzón se convirtiera en película de suspenso. Eso sí, nadie se fue sin su baño, su selfie y una historia para contar.
