Estudios recientes destacan que quienes optan por este camino suelen desarrollar habilidades vitales para la vida adulta, como la gestión financiera y la capacidad de tomar decisiones autónomas. Según el psicólogo Jeffrey Arnett, estos indicadores son esenciales para la transición hacia la adultez plena.
Asimismo, la independencia temprana fomenta la madurez emocional y la confianza en uno mismo, herramientas indispensables para enfrentar los desafíos de la vida moderna. Datos del Pew Research Center revelan que, aunque menos de la mitad de los adultos jóvenes logra la independencia financiera total, quienes lo hacen experimentan un crecimiento personal significativo.