Una investigación descubrió que los recién nacidos, con solo dos o tres días de vida, tienden a mirar por más tiempo los rostros que los adultos consideran atractivos. El estudio, liderado por el psicólogo Alan Slater, sugiere que esta preferencia aparece incluso antes de cualquier tipo de influencia social.
Los científicos creen que esto podría tener una base biológica. Al parecer, los bebés procesan con mayor facilidad los rostros simétricos y con rasgos promedio, que son justamente los que solemos considerar “bonitos”.