El uso excesivo de pantallas se está convirtiendo en una amenaza silenciosa para la visión de miles de jóvenes. La digitalización de la vida cotidiana –ya sea por trabajo, estudio o entretenimiento– ha multiplicado las horas frente a dispositivos electrónicos, provocando una creciente fatiga visual conocida como astenopía. Este trastorno, generado por el sobreesfuerzo ocular y la tensión mantenida de los músculos del ojo, se manifiesta con síntomas como sequedad, visión borrosa, picor, dolor de cabeza e incluso migrañas. Especialistas advierten que esta sobreexposición, especialmente en distancias cortas, está provocando un alarmante aumento de casos de miopía en la población joven.
Para prevenir mayores daños, expertos recomiendan realizar pausas visuales cada hora, aplicar la regla “20-20-6” (mirar algo a más de 6 metros por 20 segundos cada 20 minutos), y priorizar actividades al aire libre. También es fundamental mantener una distancia adecuada frente a las pantallas, evitar su uso en entornos muy brillantes o a oscuras, y parpadear con frecuencia para mantener la hidratación ocular. El mensaje es claro: si no se cambia el hábito digital actual, podríamos estar frente a una generación que verá el futuro… cada vez más borroso.