Una familia mexicana fue deportada de Estados Unidos mientras su hija de 10 años se encontraba en tratamiento por un cáncer cerebral. Juan y María, junto a sus cinco hijos, vivían en el país sin documentación regular cuando fueron expulsados, dejando a la menor sin acceso a su atención médica.
El único miembro de la familia que no fue deportado fue el hijo mayor, de 17 años, quien permanece bajo custodia de un ente público en Texas.