Un estudio liderado por el neurocientífico Timothy Marzullo, de la Universidad de Michigan, sugiere que las plantas pueden sentir dolor o, al menos, reaccionar ante estímulos dañinos. A través de su investigación, Marzullo demostró que distintas especies, desde la Venus atrapamoscas hasta plantas de jardín, emiten señales eléctricas cuando son expuestas al fuego o sufren algún daño.
El experimento evidenció que las plantas activan mecanismos de defensa al detectar amenazas, modificando su metabolismo y produciendo compuestos amargos para disuadir a posibles depredadores. Este descubrimiento abre el debate sobre la sensibilidad de las plantas y la complejidad de su comunicación, planteando nuevas preguntas sobre el mundo vegetal y sus respuestas a su entorno.