Australia ha dado un paso audaz al prohibir oficialmente el uso de redes sociales para menores de 16 años, en un esfuerzo por proteger la salud mental de los jóvenes. La nueva ley, anunciada por el primer ministro Anthony Albanese, busca mitigar los efectos negativos de la actividad en línea, imponiendo sanciones severas a las plataformas que no se adapten a la normativa.
Sin embargo, la implementación no estará exenta de desafíos. Los críticos destacan los posibles conflictos con la privacidad de los usuarios y la dificultad de garantizar un cumplimiento efectivo.