Un estudio ha revelado que los perros no solo se parecen físicamente a sus dueños, sino que, con el tiempo, desarrollan una personalidad similar. Tras encuestar a 1,600 dueños de perros de 50 razas distintas, los investigadores descubrieron que las personalidades caninas evolucionan al ritmo de sus propietarios, adaptándose a su estilo de vida y características. Este vínculo va más allá de la simple convivencia: un perro que llega como un alegre cachorro podría volverse tan extrovertido o reservado como su amo en una década.
Además, el estudio resalta que estos cambios de personalidad en los perros pueden predecir comportamientos futuros, desde una tendencia a morder hasta un mayor riesgo de enfermedades crónicas. El investigador principal señaló que el reflejo entre perro y dueño es tan fuerte que incluso amigos y familiares describen a la mascota de una forma similar a como lo hace el propio dueño. Esto sugiere que la convivencia y las experiencias compartidas moldean el carácter de nuestros compañeros de cuatro patas, revelando que, efectivamente, un perro no solo es el mejor amigo del hombre, sino también un reflejo de su personalidad.