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Y no es el punto G: Existe un punto de longevidad en el cuerpo llamado Zu San Li

Y no es el punto G: Existe un punto de longevidad en el cuerpo llamado Zu San Li

Presta atención porque según una historia japonesa, un hombre obtuvo un valioso conocimiento de su padre: Este le contó sobre el punto de la longevidad o “de las cien enfermedades”. Y siguiendo los sabios consejos, el hijo masajeó ese determinado lugar con firmeza una y otra vez, todos los días y vivió los años suficientes para ver el nacimiento y la muerte de varios emperadores.

Y aquí viene lo entretenido, porque masajear algunos puntos de la anatomía humana es uno de los métodos más antiguos en Oriente y se han mantenido hasta la actualidad.

Según estos estudios, el cuerpo humano cuenta con 365 puntos y 12 meridianos que es lo mismo que el número de días del año y de meses.

En la medicina china, el cuerpo vendría siendo como un sistema de energía, así que si aplicamos estas prácticas puede afectar el flujo de energía y la actividad funcional del organismo.

Y si activamos el punto de Zu San Li, causaríamos un efecto de recuperación y rejuvenecimiento. En China lo conocen como “el punto de la longevidad”, y en Japón como “el punto de las cien enfermedades”.

Este botón está debajo de la rodilla y para encontrarlo debes cubrirla con la palma de la mano correspondiente a ese mismo lado. Se encuentra entre el final del dedo meñique y del anular, es como una pequeña abolladura entre los huesos.

Si masajeamos ese punto, se cree que puede mejora la digestión, curar enfermedades gastrointestinales y tratar todos los efectos de un golpe. Por otro lado, incrementa la confianza y elimina el estrés, la tensión y lo mejor es que te alinea con tu armonía interior.

Lo recomendable es masajearte en la mañana, antes del almuerzo, durante nueve veces en forma circular en la dirección de las agujas del reloj, este proceso de repite en ambas piernas y durante 10 minutos.

Se recomienda estar una postura cómoda, calmar la respiración y centrarse en un estado de armonía. 

Ahora partiste a hacerte masajes.