Grecia, conocida por sus impresionantes playas y su legado histórico, ha sido el epicentro de un escándalo que ha dejado boquiabiertos a turistas y locales por igual. La Autoridad Independiente de Ingresos Públicos (AADE) ha llevado a cabo una redada épica en la isla griega de Corfú, clausurando 26 bares después de descubrir una práctica verdaderamente repugnante: los bares recogían sobras de alcohol dejadas por los clientes y las volvían a servir.
Los meseros recolectaban restos de bebida de las mesas desocupadas por los turistas y se las entregaban a los bartenders, quienes las servían en forma de shots a clientes recién llegados. Pero eso no es todo: además de esta asquerosa costumbre, se reveló que los brebajes que se servían eran ilegales y, en muchos casos, adulterados, ya que carecían de números de lote. Todo esto ocurrió poco después de la trágica muerte de un turista, presuntamente relacionada con el consumo de alcohol contaminado en la zona.