Esta semana volvió a surgir la noticia del adolescente que murió de un derrame cerebral por un peculiar cariñito de su polola. Aunque esto ocurrió el 2016, la noticia siempre vuelve a surgir para reavivar el debate sobre qué tanto es el riesgo de morir por este tipo de regaloneos.
Según Charles Abrams, académica de la Universidad de Pensilvania, la probabilidad es muy baja pero existe. Eso sí, aseguró que a la chiquilla se anduvo emocionando demasiado, ya que para que se forme un coágulo arterial que se traslade hacia el cerebro, el trauma necesario debe ser mucho más potente que el coágulo de una vena.
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