Brígido: La Megan reconoce haber quedado pa’ “la fox” después de consumir ayahuasca

“Es tu propia versión del infierno”, fue una de las frases para el bronce que se viralizó este miércoles, luego de que la actriz estadounidense, Megan Fox, reconociera haber consumido ayahuasca.

La también modelo de 35 años, quien tiene como pareja actual al “rockero”/”rapero” Colson Baker, más conocido como Machine Gun Kelly (sí, hace rato no está con el papá de sus hijos), reconoció que probó esta bebida tradicional indígena, pero que su vivencia, no fue del todo agradable.

La Megan soltó pepa y dijo que literal fue para “la fox”. Situación que dio a conocer en el último capítulo del programa de Jimmy Kimmel (Jimmy Kimmel Live! de ABC), donde admitió que todo fue parte de un ritual en Costa Rica con su pololo, en donde probó esta infusión que genera efectos alucinógenos que por lo que vivió, te dejan en el infierno y no en las nubes.

“En la segunda noche sentí que fui al infierno por la eternidad. El simple hecho de saber que la eternidad es una tortura en sí misma, porque no hay principio, medio ni fin, hace que tu ego se muera”, contó después de haber consumido ayahuasca en su primera, y de momento, única vez.

 

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La actriz, que contó que todo se dio en este viaje “experimental” junto a su pololo al país centroamericano, además agregó que debieron pasar una tarde en ayuna y caminar largas distancias para conseguir agua. “No había nada de glamour y todo buscaba volverte vulnerable para que te rindieras ante la experiencia”, explicó, agregando que todos debieron vomitar para prepararse. Iugh.

“Te preparas para entrar a la ceremonia de esa noche, porque ahí parado, sientes que tu vanidad se fue. Piensas: acabo de hacer esto adelante de todos estos desconocidos, ahora estoy preparada para abrirme de verdad”, complementó la Megan, según medios internacionales.

Finalmente, la actriz concluyó diciendo que el objetivo de la experiencia en general, dejó un aprendizaje para su vida. “Me ayudó a abrirme de una manera que la terapia de conversación o la hipnoterapia no podrían”, fue lo que dijo. Y eso que la cosa le había pegado bien fuerte. Al punto de que probablemente, en más de una ocasión debe haber dicho: “hermanito, llévame pa’ la casa”.

 

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