Antes de que pienses que los dueños de Wesley, un cachorro Golden Retriever, pensaran ponerle frenillos sólo por imagen, te contamos que la verdad es otra.
Su dueña Molly Moore, se dio cuenta que Wesley, a sus seis meses tenía problemas con cerrar su hocico, y por esto lo llevó al veterinario, el que diagnosticó que el perrito necesitaba frenillos.
El veterinario, quien además es el padre de Molly, durmió por completo a Wesley, de manera que no sintiese nada cuando le instalara sus aparatos de ortodoncia.
Aquí te mostramos el resultado:
Y redoble de tambores:
¿Se imaginan a su perro con frenillos?